El caballo torero, para el rejoneo, debe de ser fuerte y armonioso, alto de cruz y ancho de pecho, de cuello largo y grupa prolongada y poderosa, pero sobre todo, debe de, conservar, incluso en los momentos de peligro, la elegancia propia de su raza. El rejoneo se basa en la escuela andaluza y en la doma, algo fundamental para el toreo a caballo, donde jinete y montura deben de estar muy conjuntados para hacer frente al toro. La mayor parte de los caballos son por naturaleza medrosos, de ahí que su elección se deba de hacer entre la minoría capaz de acostumbrarse al peligro. En nuestro país se ha creado la Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, de la que es uno de sus precursores Alvaro Domecq, que ha cultivado todas las facetas de la doma, participando incluso en el Campeonato de España.
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